Las direcciones de cambio son un componente fundamental dentro de todo proceso que involucre la adquisición de criptomonedas, en especial del Bitcoin. Son, de hecho, uno de los elementos que permiten su posterior utilización.
Pero a pesar de tanta relevancia, la verdad es que es muy reducido el número de personas que conoce este concepto. Afortunadamente, hemos desarrollado este tutorial para que puedas dominarlo a la perfección y de esa forma estar atento cuando aparezca en el medio de alguna transacción.
Por “direcciones de cambio” o también “direcciones de retorno” se entiende un tipo especial de dirección de wallet creado por el monedero que se usa en una transacción. Su fin consiste en servir como alojamiento para los bitcoins o criptomonedas que sobran luego de la misma.
En consecuencia, tienes la posibilidad de retomarlas más adelante para gastarla en alguna otra cosa a través de la misma blockchain.
En la actualidad todo el procedimiento es automático, por lo que ninguno de los partícipes en el intercambio es responsable de la creación de la dirección de cambio.
Al principio de la historia de las direcciones de cambio en Bitcoin, estas debían ser ingresadas de modo manual por los usuarios durante la transacción.
Como es lógico, esa manera de hacer las cosas traía un gran riesgo consigo, y es que, si los usuarios colocaban mal alguno de los caracteres de la dirección, el dinero terminaba en manos de los mineros. Esto porque las cantidades libres son asignadas por defecto a su fee.
Por suerte para todos, en muy poco tiempo, los desarrolladores fueron incluyendo un código que permitía la generación automática de las direcciones de cambio para los remitentes.
El motivo tras ese cambio se debió, en parte, a los múltiples errores que cometían muchas personas. Pero además estaba el factor de las copias de seguridad, donde son almacenadas las claves públicas y privadas que constituyen las direcciones.
La idea de hacer dichas copias tras cada transacción resultaba molesta, por no decir insostenible a largo plazo. Y ello ocasionaba como consecuencia una disminución notable en el curso de la blockchain de BTC.
Por lo tanto, los desarrolladores crearon los wallets deterministas. Estos son como los monederos tradicionales que ya existían, pero automatizados para crear las copias de seguridad y las direcciones de cambio durante las transacciones.
Cuando haces algún pago utilizando bitcoins ocurre que la cantidad que posees en tu wallet es casi siempre mayor que la que en realidad estás gastando. Eso parece sugerir que, tal y como con una cuenta bancaria, la cifra no gastada debería quedar almacenada.
No obstante, no sucede lo mismo con las criptodivisas, ya sea el Bitcoin o cualquier otra. En este caso, el proceso informático de transacción exige que cada moneda disponible en tu billetera sea utilizada.
Ante eso, el sistema del wallet BTC crea la dirección de cambio, donde coloca el excedente. Segundos más tarde, ya enviado el depósito, los bitcoins restantes vuelven al monedero.
Veamos un ejemplo. Si tienes 2 bitcoins en tu wallet y haces una transferencia de 0.5BTC, naturalmente quedarán 1.5 como restantes.
El sistema, por ende, hará dos depósitos. El primero, con los 0.5BTC, que irán al monedero de la otra persona; y el segundo, con los 1.5, que son enviados a la dirección de cambio.
La razón por la cual no es posible que los bitcoins restantes sean enviados al wallet de donde salieron en un principio tiene que ver fundamentalmente con la privacidad.
Es algo plasmado desde que Satoshi Nakamoto creó el Bitcoin. Ya desde entonces él recomendaba no reutilizar las direcciones, dado que eso podría comprometer seriamente la información del remitente, y podría caer en manos de terceros.
En ese sentido, podríamos concluir que las direcciones de BTC son básicamente un identificador de pago que funciona en una sola oportunidad. Y aunque eso conllevaría ciertas imprecisiones, es en esencia correcto.
Por todo ello, está claro que las transferencias con Bitcoin fueron plenamente transparentes desde su fundación, y esa característica con el paso del tiempo pudo ser replicada por las demás criptomonedas que lo sucedieron.
Cuando se crea la dirección de cambio, esta es impenetrable. Eso quiere decir que nadie más que la persona que hizo el depósito puede acceder a los bitcoins restantes.
Gracias a eso, no existe ningún riesgo de que alguna de las personas que han participado en una transacción pueda estafar a las demás. Es netamente imposible, dado que está protegido por todo el código abstracto de la blockchain de Bitcoin.
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