Al hablar de las mempools, muchos usuarios de Bitcoin parecen ignorar lo increíblemente importante que son dentro de todos los procesos que realizan día a día con dicha criptomoneda. Se trata de una pieza tan fundamental que sin ella no serían posibles las transacciones.
Así de indispensables son, y todo usuario de BTC que se precie de ser un vendedor audaz necesita manejar su concepto e igualmente su papel dentro de la cadena de bloques. ¿Quieres ser uno de ellos? Es fácil, solo tienes que detenerte a leer cada uno de los aspectos que envuelven el tema y que te mostramos a continuación.
Las mempools son, en resumidas cuentas, memorias temporales en las cuales son almacenados las transacciones o los movimientos hechos con el Bitcoin por alguno de sus usuarios.
Al caer bitcoins en las mempools, los mineros responsables se encargan de ir seleccionando cada transacción por separado para su posterior ejecución.
Completado ese procedimiento, el movimiento es verificado y seguidamente es incorporado a la cadena de bloques de Bitcoin.
Así pues, una mempool es como una sala de espera metafórica que aloja a los bitcoins, que luego son revisados individualmente. Esto contribuye a la validación de la operación que los contiene.
Por otra parte, el BIP que se encarga de regular el funcionamiento de estos elementos es el número 35.
Desde la mismísima creación del Bitcoin las mempools han cumplido con tres propósitos principales, enmarcados todos en el correcto desarrollo de las operaciones con BTC:
Las mempools sirven para separar las incontables transacciones que se hace a diario con bitcoins. Siendo tan numerosas, el agruparlas todas podría acarrear un golpe de inestabilidad a la red completa.
Ello a su vez desencadenaría un efecto dominó que acabaría por impedir cualquier movimiento, por muy simple que fuese, y el valor de la criptomoneda se vería en peligro.
En cambio, con la presencia de una mempool el panorama cambia, de modo que los usuarios pueden estar plenamente seguros de que la operación que está realizando recibirá su correspondiente aprobación, aun cuando pueda demorarse un poco.
Cada mempool disponible ayuda en gran medida a regular las comisiones que se cobra la red de Bitcoin luego de cada transacción.
Es fácil de entender. Sucede que una mempool, estando con poco uso, permite que la red no se congestione tanto como siempre, y esto trae como consecuencia que la comisión sea menor por cuanto se reduce el esfuerzo para procesar las transacciones.
En contraste, cuando la mempool está llena ocurre que muchas personas deben pagar elevadas comisiones si quieren que sus operaciones reciban más prioridad que otras y se cumplan antes. Una inversión extra que se puede evitar si hay más de una mempool.
Los ataques DDoS son aquellos que impiden que los usuarios de algún servicio puedan acceder a él. En el caso de Bitcoin, ocurre cuando nadie puede manejar los fondos que tiene en esta criptomoneda.
Afortunadamente, una mempool es capaz de ayudar a resistir con mejor capacidad dichos ataques. Para ello puede recurrir a varias estrategias.
La más común es que la mempool se autoconfigure para aceptar solamente un número limitado de transacciones. Con esto se evita que haya una sobresaturación, la cual acabaría vulnerando el sistema de BTC frente a los hackers.
El funcionamiento de una mempool puede dividirse en dos fases, de acuerdo con el momento en que se encuentre:
Esta fase se refiere al momento en el que cada transacción hecha por los usuarios va penetrando en la mempool.
El proceso es sumamente rápido. Puede durar, como máximo, unos 10 segundos. Al cabo de ese período, la transacción correspondiente es transmitida a la red de BTC para que esta la procese.
Planteado de esa forma, es sencillo el procedimiento. No obstante, hay que tomar en cuenta que son muchísimas transacciones; millones, de hecho.
Una cantidad tan alta genera irremediablemente un tráfico muy pesado que, además de extender o retrasar el momento de aprobación, ocasiona que pueda haber caídas que anulen algunas transacciones. Por ende hace falta una segunda fase.
En este punto ya los mineros están al tanto de todas las transacciones alojadas en cada mempool. Por lo tanto, comienzan a seleccionarlas para añadirlas al siguiente bloque de la blockchain. Eso disminuye el tráfico ocasionado al final de la fase anterior.
Desde luego, la rapidez de trabajo que puedan tener los mineros dependerá de la cantidad de transacciones. En todo caso, siempre se procura aprobar el mayor número posible, para que de ese modo disminuyan el trabajo y las comisiones.
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