Las Dapps han hecho eco en el mundo de las noticias desde hace unos pocos meses. Su desarrollo promete llevar el diseño y la creación de las aplicaciones móviles a niveles insospechados en materia de seguridad y de privacidad.
Sin embargo y a pesar del revuelo, el tema sigue causando dudas entre algunas personas. Por ende, te invitamos a descubrir todo sobre ellas aquí y ahora. De ese modo, cuando sean una total realidad ya estarás en la capacidad de manejarlas perfectamente y aprovecharlas para el desenvolvimiento de tu vida cotidiana.
Las Dapps o aplicaciones descentralizadas son un tipo de app móvil que maneja la información de sus usuarios a partir de la tecnología blockchain.
La misma les permite encriptarlos con tal seguridad que resulta imposible acceder a ellos, por lo que todos los datos personales proporcionados durante el uso de la aplicación quedan sellados en la cadena de bloques y resultan inaccesibles.
Es precisamente lo que le da el nombre a esta nueva tecnología: son descentralizadas porque la información nunca está en manos de un único ente que es el desarrollador, como sucede con WhatsApp e incluso Facebook.
Más allá de su definición o concepto, las Dapps cuentan con ciertas características o puntos clave que permiten categorizarlas más fácilmente, a saber:
El código se refiere al armazón informático sobre el cual se desarrolla o crea una app. En el caso de las aplicaciones descentralizadas, es de código abierto.
Eso quiere decir que está al acceso de cualquier persona. No para conocer la información o los datos que reciben las apps, sino para comprobar por cuenta propia que efectivamente cuentan con el nivel de encriptado criptográfico que prometen a las personas.
Para mantenerse activas, las aplicaciones descentralizadas aprovechan el poder de cómputo generado por la blockchain donde son alojadas, ya sea la de Bitcoin (que es la más común) o la de cualquier otra criptomoneda.
Ahora bien, como es de imaginarse, ese sostenimiento viene con un precio. Este consiste en una pequeña comisión que se les da a los mineros que trabajan en la respectiva cadena de bloques.
Dicha comisión se paga mediante un sistema de tokens que adquieren los usuarios desde la misma app y que utilizan para acceder a las funciones ofrecidas por ella.
Los tokens usados tienen un valor anclado al de la criptodivisa con la que trabaje la aplicación. De ahí obtienen su sello de garantía.
Además de aplicaciones descentralizadas de mensajería, las hay también de intercambio de servicios o bienes, procedimiento que exige la creación de contratos.
Los mismos son de tipo inteligente. Esta modalidad consiste en que, una vez fijado el acuerdo, este se ejecuta solo cuando ambas partes cumplen un cierto número de condiciones preestablecidas.
Ello es posible gracias a que la blockchain puede retener el pago. En consecuencia, no hay ningún tercero que pueda echar mano sobre él con otros propósitos.
Si bien en esencia las Dapps son muy parecidas a las aplicaciones comunes, existen otras diferencias entre además del nivel de encriptación, como son:
Con las aplicaciones normales la información se procesa y se almacena por lo general en nubes creadas por las compañías para ello, como es el caso de la misma Facebook.
Las aplicaciones descentralizadas, por su parte, alojan todo en diferentes bloques de la blockchain. Estos son paralelos, por lo que es completamente imposible un choque de información.
Además de las nubes, los desarrolladores o empresas de apps tradicionales crean servidores físicos y virtuales donde depositan la estructura del servicio de sus aplicaciones.
Cada servidor está conectado con todo lo demás, de manera que si alguno sufre una falla se genera un efecto dominó que derrumba todo el sistema, lo que explica las caídas de algunas apps de vez en cuando.
En contraste con eso, las aplicaciones descentralizadas manejan millones de nodos que, aunque están enlazados, comparten un cierto nivel de independencia. Por lo tanto, si alguno recibe una avería, esta no afecta a los otros y el servicio permanece intacto.
De acuerdo con su uso de las blockchains existentes, las aplicaciones descentralizadas se caracterizan en tres tipos:
Aquí están incluidas aquellas aplicaciones que trabajan con su propia blockchain desarrollada para tal fin. Son por consiguiente las más rápidas e independientes de todas.
Estas aplicaciones son las que funcionan sobre blockchains alquiladas, como puede ser la de Bitcoin o la de Ethereum. Son también las que usan tokens.
Estas últimas apps funcionan mediante las del tipo II. Esto lo hacen aprovechando sus tokens para ejecutar las operaciones.
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