Se habla mucho de las monedas coloreadas en el mundo del Bitcoin, e incluso se las utiliza en gran medida. Aun así, solo unos pocos las conocen. Te invitamos a familiarizarte hoy.
Las monedas coloreadas son un grupo de satoshis que están marcados o etiquetados a fin de que cuenten con un significado único y distinto del que poseen los demás.
Conocidas también como “colored coins”, estas monedas utilizan un protocolo que permite añadirles información extra. Es precisamente esta última la que recibe el nombre metafórico de “color”, y de ahí surge el término.
El protocolo en cuestión es conocido como “protocolo de monedas coloreadas”. Su aplicación se superpone al sistema del Bitcoin y permite añadir, gestionar e interpretar toda la información que se les coloca a los satoshis.
Cabe destacar que, aun cuando las monedas coloreadas fueron diseñadas para la blockchain del BTC, no existe ningún impedimento que les prohíba ser aprovechadas en otras cadenas de bloques.
El abanico de utilización que una moneda coloreada de Bitcoin puede recibir es muy amplio, y es imposible ocultar que cada vez va creciendo. Por suerte, hemos logrado concretar todo en 4 usos principales:
Posiblemente este sea el uso más conocido para estas monedas. Sucede que por su nivel de confianza pueden servir como prueba de que se posee una propiedad.
Por ejemplo, una casa, un coche, etc. En algunos casos se ha llevado a otro nivel las posibilidades, hasta el punto de que funcionan como entradas de conciertos.
Suele creerse que las monedas coloreadas del Bitcoin no logran almacenar cantidades grandes de datos. Pero la realidad es todo lo contrario.
Estas criptomonedas pueden contener información muy amplia y pesada acerca de diversos tipos de archivos: videos, pistas de audio, documentos de todas las extensiones conocidas, certificados, entre otras opciones.
De ese modo, las colored coins operan como una especie de transporte que permite el envío de archivos a través de la red del Bitcoin.
Este es un uso ventajoso por muchos motivos. El principal de ellos es que cuenta con un nivel de seguridad incomparable, el cual se sostiene principalmente en el complejo encriptado que poseen los criptoactivos.
Las colored coins pueden ser utilizadas para representar todo tipo de activos financieros. Desde acciones hasta materias primas, pasando por valores enteros.
En consecuencia, el uso de estos bitcoins permite que las dos partes de cada contrato puedan realizar su intercambio con mayor rapidez, puesto que existe un criptoactivo simbólico que representa el activo real con el que están operando.
Además de lo anterior, este uso posibilita que diversos entes puedan participar en la blockchain con movimientos de alto valor monetario, y esto se traduce posteriormente en un sistema de transacciones mucho más rápido.
Los smart-contracts son un tipo de contrato muy complejo dentro de toda la blockchain del Bitcoin. Y su realización efectiva implica un tratamiento muy cuidadoso por parte de todas las partes involucradas.
En ese sentido, las colored coins son una solución muy útil a tanta complejidad, ya que funcionan como activos directos. Esto, por extensión, permite que las propiedades involucradas en el contrato pasen a ser de tipo smart.
Ya mencionamos que el abanico de posibilidades con estos bitcoins es bastante amplio. Sin embargo, eso no las exenta de tener sus propias limitaciones. He aquí las 3 que se conoce hasta ahora:
Las colored coins pueden representar activos y elementos del mundo real. Pero más allá de eso no existe un certificado que garantice al 100% que los mismos existen o que una persona se los entregará a otra.
Por consiguiente, una de las partes se ve obligada a confiar por completo en la reputación de la otra. De allí se desprende que las operaciones suelan ser realizadas única y exclusivamente entre usuarios de confianza.
Ha sucedido mucho que algunos usuarios manipulan las colored coins para destruir la información contenida en ellas.
Desde luego, a simple vista ello parece no representar ningún problema. Aunque muchos clientes deciden optar por estos satoshis para poder obtener los datos contenidos en ellos, especialmente los de tipo multimedia.
Y no existe un código que le impida a un usuario falsear la información, lo cual ha dado lugar a múltiples estafas.
La velocidad del procesamiento de estos bitcoins está completamente anclada a la de la blockchain. Eso significa que no existe posibilidad de elevarla ni siquiera con el pago de comisiones.
La consecuencia directa de esto es que resulta prácticamente imposible asegurar transacciones instantáneas, y eso aleja a un buen número de posibles inversionistas.
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