Hoy entrevistamos a José Antonio Bravo Mateu, tiene 50 años, licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Valencia (España), con Masters universitarios tanto en Contabilidad como en Asesoría Fiscal y Tributación. Ha trabajado durante cerca de 20 años en empresas, y en 2013 decidió lanzarse como asesor fiscal y contable con su propia marca Negotians. Desde la misma se atiende principalmente a las necesidades tributarias y contables de autónomos y empresas.
Siempre ha sido una persona muy interesada en las nuevas tecnologías. Conoció Bitcoin en 2013, y ha estado estudiando atentamente las implicaciones en su campo de trabajo del uso de las criptomonedas.
— José, ¿cree que la economía seguirá siendo global o cree que se está sectorizando?
— La economía siempre ha sido de una forma u otra global. El comercio entre pueblos y naciones ha sido una constante histórica. Indudablemente, dentro de los grupos humanos hay presiones de grupos internos que, ante la apertura de mercados a agentes exteriores que pueden aportar bienes y/o servicios con una ventaja competitiva, ya sea por las mejoras tecnológicas que aplican, ya sea por su producción a un coste más bajo, utilizan su poder de presión con objeto de que se apliquen medidas de protección de los agentes económicos domésticos. Estas medidas proteccionistas son muchas veces inútiles, pues más tarde o más temprano los consumidores acabarán adquiriendo esos bienes y servicios externos, ya que les proporcionan una mejor experiencia de cliente. En los tiempos actuales, con una ventana abierta al mundo como es Internet, es muy difícil mantener una resistencia al comercio globalizado sin que se produzcan grietas a través de las cuales entren esos productos o servicios al mercado interior. Si a Internet le añadimos la ventaja que es poder contar con una nueva moneda global y descentralizada como es Bitcoin, que no depende de los Estados, es incensurable, y que permite que se transmita el valor desde un extremo a otro del planeta rápidamente, vemos que cada vez es menos práctico encerrarse en un determinado territorio, protegiéndolo mediante medidas anticompetitivas, y que hay que abrir nuestras economías a la riqueza que nos ofrece la competencia global, así como buscar productos y servicios en los que podamos tener una ventaja competitiva frente al resto.
— ¿Qué explicación da a que algunas criptomonedas, por ejemplo el Bitcoin perduren tanto en el tiempo si aparentemente ningún poder apostaba por ellas?
— La explicación está en las características intrínsecas que tiene Bitcoin, como la divisibilidad, la portabilidad, la fungibilidad, la no censurabilidad y la oferta limitada. Esto lo convierte en una buena reserva de valor, debido a su oferta limitada, que hace que su valor crezca en la medida en que aumenta su demanda, al contrario que las monedas fiat habituales, y que puede ser utilizada como medio de cambio cada vez en más lugares, otorgando más privacidad que el dinero electrónico que manejamos habitualmente, y permitiendo realizar transferencias definitivas en menos de 10 minutos, sin necesidad de clearing en 24/48 horas como se da en los modelos de pago actuales. Por tanto, en estos dos roles es donde Bitcoin satisface mejor las necesidades de varios grupos de personas, y por tanto tiene asegurada su supervivencia en el mercado durante mucho tiempo.
— ¿Sería posible un mundo sin dinero fiduciario, sustituido por criptomoneda?
— Sería posible, pero requeriría que el ciudadano medio tuviera los conocimientos suficientes como para verificar el código que las compone. Creo que queda un largo camino por recorrer antes de que las criptomonedas sustituyan absolutamente al dinero estatal actual, y que este camino tendrá varias fases que iremos viendo a lo largo del tiempo. Tampoco creo que haya una sustitución total, igual que Internet no ha sustituido completamente a los medios de comunicación de masas tradicionales. Veremos, en mi opinión, una evolución paulatina en la cual Bitcoin va erosionando parte del poder que actualmente ostentan las monedas de curso legal, y va adquiriendo usos propios.
— ¿Como economista tributario y contable, que futuro le ve a las criptomonedas?
— En un mundo en el que se practica la hipervigilancia, en el que empresas y Estados saben más de nosotros que nosotros mismos, en donde cada uno de nuestros movimientos son seguidos, cada vez hay una mayor demanda de privacidad por parte de la opinión pública. Las criptomonedas pueden ayudar a preservar la privacidad del individuo en sus transacciones de valor, ya que el dinero bancario efectivo, que es con el que hasta el momento se realizan estas transacciones no rastreables, está desapareciendo paulatinamente.
Hay otro hecho que es importante en el futuro de las criptomonedas, y es que pueden actuar como activo refugio, como una especie de oro digital, en situaciones en las que una moneda de curso legal se devalúe y pierda la confianza de los ciudadanos. El hecho de que Bitcoin y otras criptomonedas sean deflacionarias, es decir, que su oferta esté limitada en importe, juega a favor de éstas en los casos de crisis de la moneda nacional, como se puede ver en casos.
— ¿De qué manera impondría impuestos a las criptomonedas para no maltratarlas y que sea positivo para todas las partes?
— Hay quien dice que la mejor tributación es la que no se practica. No quiero hacer mía la frase, pero en la actualidad no existe ninguna concepción de un Estado en la que la mayor parte de los ingresos no provenga de las exacciones tributarias que se realizan a los agentes económicos, y es un hecho que, hoy por hoy, no creo que vaya a cambiar de la noche a la mañana. Por eso, creo que la tributación de las criptomonedas (en general, la de cualquier hecho económico que se someta a tributación) debe ser clara, sencilla de entender y no suponer una molestia en términos de tiempo y dinero para el contribuyente. Hay que evitar que la norma sea ambigua, y en la medida en que el uso de las criptomonedas se vaya extendiendo, las autoridades tributarias han de aclarar en la medida de lo posible cómo se van a gravar cada uno de los hechos económicos que pueden producirse con su uso y tenencia.
— ¿Por qué cree que los gobiernos de muchos países están intentando esquivar todo lo relacionado con las criptomonedas? ¿Cree que no reaccionan porque simplemente no saben o no les han indicado que deben hacer?
— Muchos gobiernos no son conscientes todavía de cómo puede impactar el fenómeno de las criptomonedas en el futuro de la economía global. De momento, creen que es algo anecdótico, una moda, y que acabará por desaparecer. Lo que puede acabar pasando es que les pille a todos, como se dice popularmente, “con el pie cambiado” y no tengan la capacidad necesaria de reacción ante los fenómenos que se avecinan. Sería interesante que dedicaran algún tiempo a estudiar las criptomonedas para ver de qué manera pueden favorecerse de su existencia, y faciliten la innovación tecnológica en este sentido.
— ¿Por qué cree que se están formando tantas empresas con ICO si los gobiernos no están dando la seguridad a que las criptomonedas proliferen?
— El fenómeno de las ICO merece un análisis especial. Estamos hablando de una forma de inversión que se coloca fuera de las regulaciones nacionales existentes, por el cual una serie de personas pretenden financiar un proyecto empresarial con el dinero de terceros. La Inversión en tokens de ICos, como en el caso de la inversión en empresas de base tecnológica o startups, es una inversión de alto riesgo, ya que nos podemos encontrar con proyectos que sean directamente una estafa, con proyectos inviables o con proyectos que, a pesar de ser viables, gastan su dinero sin llegar a dar resultados a los inversores. Lo difícil en estos proyectos es que tengan éxito, y mucho más que ese éxito sea duradero en el tiempo.
Los gobiernos están siendo muy prudentes en el caso de las emisiones de tokens criptográficos mediante ICOs, porque legalmente asumen la protección de los inversores, aunque en este caso ningún gobierno garantiza que los importes invertidos se puedan recuperar en caso de estafa o inversión fallida. No recomiendo a nadie que entre en una ICO salvo que tenga dinero que esté dispuesto a perder para siempre.
Las ICO se han visto como una inversión alternativa, como en su momento lo fueron metodologías de captación de fondos como el crowdfunding. Ha sido utilizada como una alternativa a las rondas de financiación habituales en las startups, como las rondas de inversión, y han sido utilizadas por empresas que no hubieran tenido acceso a dichas rondas de inversión, en las que los inversores tienen mayor formación parta analizar los modelos y los retornos de los proyectos. Acabarán siendo fuertemente reguladas, y evolucionarán a modelos más acordes con los tradicionales. Pero una vez más creo que es algo que vendrá con el tiempo, y que no veremos tampoco de la noche a la mañana.
— ¿Las agencias tributarias de los países relajarán la presión sobre las criptomonedas si se comienza a utilizarlas en gran escala?
— Es difícil saberlo. En principio, y en aras de la justicia tributaria, deberían ser tratadas de la misma manera en que se trata a activos con características similares. Lo que sí que es deseable es una clarificación oficial acerca de la consideración de la mayor parte de hechos económicos que se pueden producir en el uso de las criptomonedas.
— Díganos cual es su deseo para las criptomonedas.
— Lo cierto es que mi deseo es más bien que la mayoría de los “expertos”, antes de criticar sin fundamento las criptomonedas, se preocupen en estudiarlas a fondo, y ver las ventajas que, tanto en el plano económico como en el plano tecnológico, tienen para los ciudadanos. Creo que si mucha gente que critica basándose en titulares o en anécdotas descubriría cosas muy interesantes.
— José Antonio Bravo, ha sido un placer poder hacerle esta entrevista y acercar a los lectores de Criptogaceta sus valiosas impresiones de este mundo Blockchain, esta es su casa.
— Gracias a vosotros y un saludo a los lectores de Criptogaceta.
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